martes, 14 de julio de 2009

Mi relación con la Montesa Impala (II)

El día que me examiné de práctica en Montjuïc mi padre me acompañó con su Impala. La intención era que hiciese la práctica con ella, pero claro está el radio de giro de una Impala y de una Vespa no tienen nada a ver y al negarme el examinador la posibilidad de aplazar la prueba para hacerla otro día con una Cota 307 sin matricular - creo que no me lo dijo pero con la cara que puso lo entendí rápidamente - pues no tuve más remedio que alquilar la Vespa.

La cosa fue muy bien y aprobé, pero más que el hecho de haber obtenido el carné, de aquel día lo que más recuerdo es la vuelta que mi padre me dio por Montjuïc recordándome los puntos más importantes del mítico circuito: La Pèrgola, Poble Espanyol, Sant Jordi, Recta de l'estadi, Teatre Grec, Font del Gat..., y aquí en “Font del Gat” fue donde le hicimos un genial “porfuera” a una NS125R que poco antes nos había adelantado a todo trapo y que hacía rato que iba buscando guerra...”Si que se aguanta esta Impala con dos personas”, “Qué le pasa a mi padre “ y “Qué malo que es este tío de la 125” son algunas de las frases que me pasaron por la cabeza.

Al cabo de unos meses, estando de vacaciones en Hostalets de Balenyà mi 125 gripó y en el taller me dijeron que la tendrían una semanita como mínimo...Ningún problema, por el pueblo me podía mover con la Cota hasta que me arreglasen la Honda, pero la cosa se retrasó, el recambio no llegaba y yo tenía que bajar a Barcelona para asistir al Concierto “Human Rights Now” con mi novia. En el Nou Camp tocaban Bruce Springsteen, Peter Gabriel, Sting, Tracy Chapman, El último de la Fila y Yossou N'Dour y no nos lo podíamos perder. Mis padres salían con el coche y la única opción que me quedaba era La Impala que yo todavía no había conducido prácticamente nunca. No lo olvidaré nunca, ni botón de arranque, ni estárter en el manillar, ni intermitentes y el cambio a la derecha...además no se por qué razón -o sí - a los colegas del pueblo aquella moto les hacía mucha gracia y yo debía pasar por el Ateneo del pueblo dónde habíamos quedado para ir a Barcelona , lo que no me hacía ninguna gracia.

 


Fue sólo coger la bajada de delante de casa y llegar al primer STOP ya me había equivocado de pie y convencido de que era el pedal de freno había reducido a 1ª con la consecuente clavada de rueda y por poco que no me voy al suelo. Nuestra relación no iba por muy buen camino. La bajada a Barcelona y retorno por la noche a las tantas tras la fiesta en Barcelona fue un calvario...todo el mundo me adelantaba, aquello no pasaba de 90 y si lo hacía al final de alguna recta en bajada y con el viento a favor, vibraba muchísimo y hacía un ruido que parecía que iba a explotar, no veía nada y además me sentía ridículo con aquel espantoso carenado blanco que mi padre había recuperado del altillo unos días antes y que en contra de mi opinión acababa de instalarle a la moto...Sólo le faltaba aquello a la Impala !.

Esto ocurría en Septiembre del 89 y no fue hasta dos años después que volvería a tener contacto con la Impala. La repentina muerte de mi padre en marzo del 92 nos dejó deshechos. Llegaba el mes de Abril y se acercaban las vacaciones de Semana Santa para las que meses antes ya habíamos previsto un viaje en moto a París con mi primo Víctor. Aprovechando la Inauguración de Eurodisney estaríamos unos días paseando por París en moto. Debido a las desgraciadas circunstancias, estábamos planteándonos cancelar el viaje, pero mi Madre insistió en que quería que hiciéramos el viaje igualmente y al final le hice caso...Me iría bien para pensar en otras cosas tras un mes muy duro. El viaje estuvo muy bien hasta la mañana en que teníamos previsto volver a Barcelona tras 5 días en París. Las motos no estaban en el parking!!!...Aquella noche nos habían robado las dos CBR600 nuevecitas...

Segovia 1991 con mi amigo Jordi Servalls

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